Madre...
P.D. Me pediste que escribiera por ti un poema para tu madre, se lo cuanto que le extranas, gracias a Dios, aun tengo a mi hermosa y encantadora madre, trate sentir tus sentimientos, espero que haya resultado.... Un beso.
Desde tu elevada lejanía
llegas como aroma
de lirio e incienso
para ser presencia.
¡Madre!
Dibujo perfecto
del ser supremo,
que en estas horas
de dolorosa orfandad
me llegas como silencio azul,
invadiendo mis recuerdos
de cotidiano y extraño
para obsequiarme un beso.
¡Madre!
Has tejido
con celestiales manos
una invisible red
queriendo regalarme
una noche de ángeles.
Llámame…
Déjame oírte
en el ir y venir
del viento.
Permíteme nombrarte
en esta dolorosa noche
una y mil veces.
No te vayas…
¡Quédate!
Conviértete en existencia
secreta y permanente,
porque hoy más que humana
soy palabra hecha lágrimas
arrastrando el tembloroso vacío
de ese tiempo que en el alma
se siente desoladamente inútil
al saber que ya no estás.
¡Madre!
No te disipes con la aurora...
Sigue siendo en este ahora
destello imprescindible de luz,
danza e imperecedera forma.