QUISO LLORARLE AL MAR
Quiso llorarle al mar
y sintió la tristeza de su espuma.
Reducida a la nada, ya en la orilla,
contó todas sus penas a las dunas
y millones de granos,
cual luces diminutas,
reflejaron los miedos y vacíos
de su inmensa blancura.
Regresó cabizbaja
con el alma repleta de fisuras,
trayendo más lamentos en la alforja
y en los ojos la duda.
El verso se hizo pánico en su piel
y lloró,
como nunca jamás nadie ha llorado
sobre el blanco desnudo de su musa.
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