DE PECES DE COLORES
De joven es difícil convivir
con la tristeza y sus pasiones,
a veces se hunde el barco
y el naufrago no pisa jamás tierra.
Con los años los que han sobrevivido
olvidan los océanos
y el furor de su espuma y sus resacas.
Aquellos ojos grandes como lunas,
que todo lo miraban,
se rasgan aburridos,
se pintan de orientales y de otoño,
observan las mareas y tormentas
sentados en la arena de la playa
ajenos al peligro apasionante
de bañarse con algas y corales,
y mueren en la orilla
sin peces de colores en su frente.